sábado, 2 de agosto de 2014

MIQUEAS. CAPÍTULO 6.



Llamada a juicio (Sal 50)
6 1Escuchad lo que dice el Señor:
Levántate, llama a juicio a los montes,
que los collados escuchen tu voz.
2Escuchad, montes, el juicio del Señor,
firmes cimientos de la tierra:
el Señor entabla juicio con su pueblo,
pleitea con Israel.
3Pueblo mío, ¿qué te hice,
en qué te molesté? Respóndeme.
4Te saqué de Egipto, te redimí de la esclavitud,
enviando por delante a Moisés, Aarón y María.
5Pueblo mío, recuerda
lo que maquinaba Balac, rey de Moab,
y cómo respondió Balaán, hijo de Beor;
recuerda desde Sittim* a Guilgal,
para que comprendas que el Señor tiene razón.

Compensación cúltica

6-¿Con qué me presentaré al Señor,
inclinándome al Dios del cielo?
¿Me presentaré con holocaustos,
con becerros añojos?
7 ¿Aceptará el Señor un millar de carneros
o diez mil arroyos de aceite?
¿Le ofreceré mi primogénito por mi culpa
o el fruto de mi vientre por mi pecado?
8-Hombre, ya te he explicado lo que está bien,
lo que el Señor desea de ti:
que defiendas el derecho y ames la lealtad,
y que seas humilde con tu Dios.
9¡Qué acierto es respetarte a ti!

Denuncias y amenazas

¡Oíd! El Señor llama a la ciudad,
escuchad, tribu y sus asambleas:
10-¿Voy a tolerar la casa del malvado
con sus tesoros injustos, con sus medidas
exiguas e indignantes?, 11 ¿voy a absolver
las balanzas con trampa
y una bolsa de pesas falsas?
12Los ricos están llenos de violencias,
la población miente, tienen en la boca
una lengua embustera.
13Pues yo voy a comenzar a golpearte
y a devastarte por tus pecados:
14comerás sin saciarte,
te retorcerás por dentro;
si apartas algo, se echará a perder;
si se conserva, lo entregaré a los guerreros;
15sembrarás y no segarás,
pisarás la aceituna y no te ungirás,
pisarás la uva y no beberás vino.
16Se observan los decretos de Omrí
y las prácticas de Ajab;
seguís sus consejos; sí que os devastaré,
entregaré la población al oprobio
y tendréis que soportar la afrenta de mi pueblo. 

Explicación.

6-7 Una composición genérica de denuncia y promesa ha reunido estos oráculos al final del libro, 5,1-7,7 y 7,8-20, aunque sin correspondencias precisas entre ambas partes. En cambio, de 6,1 a 7,7 discurre una unidad semejante a otras, especialmente de Jeremías. 

6,1-7,7 El proceso se puede resumir así: 

a) 6,1-5 el Señor se querella con su pueblo ante testigos: después de haber hecho tanto por él, ¿qué ha recibido en pago? b) 6,6-9a el pueblo aprecia su culpa y propone una compensación cúltica, que el Señor rechaza; lo que busca es justicia. c) 6,9b-16 Una enumeración apretada y apasionada demuestra la injusticia del pueblo, que hace inútil la compensación cúltica; ¿valdrá la intercesión de un mediador? d) 7,1-7 el profeta, discurriendo como Abrahán ante Sodoma, no encuentra justos que aplaquen a Dios, antes lo contrario; sólo le queda denunciar, amonestar y esperar él solo en su Dios. 

La querella no es penitencial, pues no termina en conversión y perdón. Se parece a la denuncia de Jeremías sobre el templo: no vale culto ni intercesión, Jr 7,1-28, y la denuncia sobre la alianza: no valen intercesión ni culto ni elección, 11,1-17. Tres veces, al comenzar, se llama la querella rib . Testigos son esta vez los montes y los cimientos de la tierra: lo alto y lo hondo. El pleito se entabla entre dos partes, "el Señor y su pueblo", una de las cuales resultará inocente, tendrá razón (Sal 51,6), y la otra culpable o pecadora. 

6,1 Los montes no son encausados, sino testigos notariales, como cielo y tierra en otros textos: Is 1,2; Dt 32,1. 

6,3 O no se le deja responder o se ha quedado sin respuesta. 

6,4-5 Es curiosa la selección de beneficios. Miriam quizá recordando el epinicio (Ex 15) y el paso del Mar Rojo, Sittim y Guilgal recuerdan el paso del Jordán. 

6,5 * = Acacias. 

6,6 Véanse Ex 23,15; 34,20. 

6,6-9a El pueblo recuerda y reconoce sus rebeldías. Ahora bien, el culto oficial ofrece mecanismos para expiar pecados. El pueblo sugiere sacrificios valiosos, incluso recurre mentalmente a los más valiosos aunque ilegales (Lv 18,21; 20,2), sacrificios humanos. En tales condiciones, sin enmienda radical, el Señor no acepta sacrificios. El tema es tradicional y frecuente: Is 1,10-20; Jr 7; Sal 50 etc. 

6,8 La interpelación escueta "hombre" nos sorprende y suena con énfasis como correlativo de "tu Dios". Como señalando la común humanidad de todos frente a Dios. El verso nos ofrece una síntesis de deberes, con el prójimo y con Dios. No sabiendo qué hacer con él, traslado aquí un sintagma del verso siguiente. 

6,9-16 El texto presenta dificultades, por lo que algunos cambian el orden de los versos. Hemos preferido mantener el orden del texto hebreo, suavizando en la traducción asperezas gramaticales. 

6,9 Interpela a la capital, donde se celebran las asambleas (Is 33,30; Ez 36,38; Sal 74,4). 

6,10 Véase Am 8,5. 

6,11 Véase Dt 25,13-15.

6,12 Véanse Am 3,10; Sof 1,9. 

6,14-15 Una de las maldiciones clásicas es cultivar sin fruto o ver que se lo llevan otros (Lv 26,26). 

6,16 Omrí fue el fundador de una dinastía y de la capital, Samaría (884-874). Ajab fue sucesor suyo y pasó a la historia por el crimen contra Nabot (1 Re 21). 

La "afrenta" es probablemente el vasallaje a un soberano extranjero. Si los judíos imitan a sus hermanos del norte, sufrirán la misma suerte.

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